Santo Domingo. – Cuatro meses después del colapso del techo en la discoteca Jet Set, el dolor de la perdida de más de 230 vidas, persiste en familiares pero también en dominicanos que, sin vínculo directo con las víctimas, se han unido al clamor por justicia.
Es el caso de Eliana Schneider, una dominicana residente en Minnesota, quien visitó este viernes el altar improvisado levantado frente al lugar de la tragedia.
“Yo no tenía ningún familiar aquí, pero esto me ha marcado profundamente. Pasé noches sin dormir buscando información, sintiendo impotencia desde lejos”, contó Eliana visiblemente conmovida. De regreso al país, decidió ir personalmente a la llamada “zona cero”, donde velas, flores, fotos y carteles mantienen viva la memoria de las víctimas.
“Uno espera que se haga justicia. Pero al ver cómo se ha manejado todo, ya uno pierde la fe”, lamentó.
La escena en el lugar es sobrecogedora: decenas de velas rodean un muro con retratos de las víctimas, custodiado por cintas amarillas y mensajes de dolor. En medio de ese espacio, familiares y ciudadanos comparten una misma sensación: frustración ante lo que consideran una respuesta insuficiente del sistema judicial.
Durante la jornada conmemorativa, el padre Rogelio Cruz ofició una eucaristía en memoria de los fallecidos y renovó su compromiso junto a otros líderes religiosos de acudir cada día 8 del mes al lugar.
“La justicia dominicana ha fallado. Nos vendieron una cifra que no refleja la magnitud del hecho, y los responsables siguen libres. Si esto hubiera sido de un infeliz, ya estuviera preso. Pero esta gente tiene poder y dinero”, denunció el religioso.
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Cruz también pidió que el espacio sea declarado como lugar público de memoria, para que el país tenga un sitio donde recordar y honrar a las víctimas con dignidad. “Aquí murió gente inocente. No podemos permitir que el olvido gane”, sostuvo.
Mientras tanto, las visitas continúan y las velas siguen encendiéndose. El altar no solo simboliza una tragedia, sino también una herida abierta que la justicia dominicana aún no ha logrado sanar.






