Ciudad de Panamá.– Entre nervios y oraciones, Abraham Escobar, de 27 años, se viste en la entrada de su celda con la túnica marrón que confeccionaron otros reclusos. Interpreta a Jesús de Nazareno en una cárcel de Panamá, donde algunos presos esperan que esta obra ayude a que sus «errores» sean perdonados.
«No soy digno, como decía San Juan Bautista. Yo no soy digno de representar la vida de Jesús», relata a EFE Escobar, que lleva unos tres años cumpliendo una pena por robo en el Centro de Detención de Tinajitas, ubicado en el corazón del popular barrio de San Miguelito, a las afueras de la capital panameña.
Escobar forma parte del elenco de 29 reclusos que dramatizan, en el marco de la Semana Santa, la versión cinematográfica sobre la Pasión de Cristo que dirigió Mel Gibson en su film homónimo, donde se relatan las últimas horas de Jesucristo y su resurrección.
Vestidos con unas precarias telas y sandalias de cartón, los presos representaron en el pequeño patio de la cárcel la obra religiosa, tras semanas de estudio y adquirir nociones básicas de actuación.
Para la mayoría, según narraron a EFE, interpretar este pasaje bíblico ha servido para «reflexionar» sobre sus delitos y aceptar el «perdón desde el amor», dejando atrás los «errores del pasado».
«(La obra) ha enseñado que existe el perdón y Jesús en la Pasión de Cristo nos enseña que él pudo perdonar por amor», señala Rafael Sáez, de 36 años, que está encarcelado desde hace año y medio por blanqueo de capitales.
«RECAPACITAR», «UNIFICAR» Y DEJAR SUS DELITOS EN EL PASADO
Sáez, que hizo de introductor, explica que durante los ensayos se repetían que debían «aprender a amar, a perdonar y a ser más empáticos».
«Al hablar de la palabra del Señor y que él nos hable de los motivos por el cual vino a morir por nosotros, recapacitamos sobre ellos y hacemos una enseñanza para todo aquel que nos escuche», explica a EFE el director y guionista de la obra, José García, de 52 años.
García, preso desde hace tres años por actos libidinosos (abuso sexual), detalla que «más que todo es la participación como equipo», pues se sentían como «si estuvieran viviendo esos momentos».
La obra ha servido para «unificar» a los 293 presos de la cárcel, un hecho poco frecuente y complicado, según dijeron a EFE funcionarios del penal, pues participaron muchos de ellos tejiendo las vestimentas o elaborando los cascos y las espadas de cartón para los «soldados» romanos.
«(La representación) ha causado un impacto muy positivo en la población porque este mes ha habido mucha paz y se siente (..) hay una sana convivencia en el penal», dijo a EFE la directora de la cárcel de Tinajitas, Yesenia Núñez.
Gracias a esa actividad, que conmuta la pena de los participantes, «los privados de libertad dejaron a un lado todo ese error que cometieron en el pasado», según Núñez, que asegura que vieron «los resultados de manera positiva en el penal en su conducta».
Los actores, que dieron sus primeros pasos sobre un escenario gracias a esta obra de teatro, no cometieron «ningún error» -según García-, al interpretar los cuatro actos en el patio de la cárcel, colmada de humedad y donde los presos duermen en hamacas colgadas del techo.
Bajo el férreo aplauso de los escasos familiares y los funcionarios del Sistema Penitenciario de Panamá, los 29 intérpretes se postraron ante un Jesús recién resucitado en un atípico Miércoles Santo -día que se conmemora la traición de Judas como espía clandestino entre los discípulos- dentro de la prisión.
«Si el día de mañana, Dios primero, todos salgan de aquí, (ojalá) siempre tengan ese carisma (de Jesús)», dice Roxana Burns, la madre de Sáez, mientras se aferra al brazo de su hijo.