Berlín. – La Agencia Nacional de Redes (Bundesnetzagentur) alemana considera que se ha superado el peligro de que se presente una escasez de gas en este invierno, aunque advierte que no se debe cesar en los esfuerzos de ahorro.
«Pese a que siempre queda un margen de riesgo no cuento con que algo pueda salir mal en este invierno», dijo el director de la Bundesnetzagentur, Klaus Müller, en unas declaraciones al dominical «Bild am Sonntag».
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Müller considera que al final del invierno los depósitos estarán todavía llenos en un 50 %.
«Ahora hay que concentrarse en el próximo invierno», dijo.
La Agencia Nacional de Redes se ha mostrado optimista desde navidades. Actualmente, los depósitos están llenos en un 90 %, un nivel notable que rara vez se había alcanzado en enero.
El gas en este invierno
El Gobierno alemán se había propuesto como meta que en febrero los depósitos estuvieran llenos en un 40 %.
«Nunca hay que descartar algo por completo pero la posibilidad de que no alcancemos esa meta ha dejado de ser realista», dijo Müller.
Müller dijo, sin embargo, que cesar en el ahorro de gas no solo sería muy caro sino también insolidario.
«Un aumento del consumo de gas llevaría a un aumento de los precios para las industrias intensivas en energía que, tras la explosión de los costos en verano, ahora pueden recuperar terreno», explicó.
Según el director de la Agencia Nacional de Redes, todo apunta a que se ha llegado a un nivel de precios que podrá mantenerse en los próximos dos años, aunque hay tres factores de riesgo, que son la posibilidad de que el próximo invierno sea extremo, un aumento del consumo de gas en China y posibles amenazas a la infraestructura de gas.
Alemania se vio forzada a diseñar una estrategia para reemplazar el gas ruso, que representaba un 60 % del consumo; tras el estallido de la guerra de Ucrania.
Esa estrategia incluyó un llamamiento al ahorro, la creación de una infraestructura para gas licuado; y el reemplazo de la energía generada por centrales a gas por otras fuentes de energía.
Esto último llevó a que se prolongara tres meses la vida de dos centrales nucleares.
La estrategia se ha visto favorecida por temperaturas benignas en invierno que han ayudado al ahorro.
La cara negativa es que se ha aumentado el uso del carbón, con lo que Alemania no ha podido reducir sus emisiones.