sábado, mayo 18, 2024

Varios países africanos destruyen cientos de miles de vacunas anticovid

Cerca de un millón de vacunas anticovid suministradas por el mecanismo COVAX serán destruidas en Nigeria, anunció Faisal Shuaib, director de la Agencia Nacional de Desarrollo de la Atención Primaria de Salud (NPHCDA, por sus siglas en inglés).

Aunque el tamaño del lote a ser destruido es impresionante, este no es el primer anuncio de este tipo que llega desde países en desarrollo. Ya en abril, unas 20.000 dosis de vacunas fueron destruidas en Malaui y 60.000 más en Sudán del Sur, naciones a las que posteriormente se sumaron otras.

Para julio, solo en el continente africano habían sido destruidas cerca de 450.000 dosis de los fármacos, estimó entonces Richard Mihigo, gerente regional de inmunización de la OMS.

Los elementos comunes de estas campañas en distintos países eran que las vacunas habían sido donadas por naciones ricas y que caducaron antes de que pudieran ser inyectadas.

Aunque no tan grandes en comparación con el tamaño total del programa —según los datos de la Alianza Global para Vacuna e Inmunización (GAVI), para el 6 de diciembre mediante COVAX se habían distribuido más de 610 millones de dosis—, los lotes destruidos podrían haber hecho aumentar notablemente la tasa de vacunación en sus países respectivos.

Así, en Nigeria, cuya población supera los 210 millones de personas, se han administrado solo cerca de 12 millones de dosis, de acuerdo con los datos de la OMS.

La situación es parecida en los países en desarrollo en general, donde la tasa de vacunación es de alrededor del 4 %, conforme al Banco Mundial.

¿Por qué se destruyen las vacunas?

En el caso de Nigeria, la distribución eficiente de las vacunas se ve obstaculizada por los problemas del sistema sanitario, así como por el bajo nivel del desarrollo infraestructural.

Un ejemplo paradigmático de ello es que en el país hay carencia de suministros médicos necesarios para la vacunación, como hisopos de algodón. Asimismo, el irregular suministro de energía obliga a que los refrigeradores donde se guardan las vacunas deban mantenerse en funcionamiento mediante costosos generadores a base de combustible. Además, millones de ciudadanos viven en áreas remotas y de difícil acceso o en zonas asoladas por la criminalidad y el terrorismo a las que los médicos no pueden.

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