La democracia y el sistema de partidos en nuestro país han demostrado ser un terreno fértil para la proliferación de organizaciones políticas que parecen más interesadas en sus propios beneficios que en el bienestar de la nación.
Estos partidos, que a menudo recogen firmas de manera cuestionable, operan como empresas personales, listas para negociar sus futuros económicos cada cuatro años, en lugar de enfocarse en el desarrollo y el progreso de la República Dominicana.
Es evidente que muchos de estos partidos pequeños rara vez presentan propuestas políticas genuinas y, en lugar de ello, se dedican a saltar de una alianza a otra en busca de una plataforma desde la cual puedan obtener ventajas personales. Se convierten así en verdaderos parásitos políticos, aprovechándose de la coyuntura y las circunstancias políticas del momento, sin contribuir de manera significativa al avance del país.
En este contexto, es importante mencionar que un líder como Luis, quien se perfila como el favorito para las elecciones de 2024, no necesita recurrir a estos pequeños partidos que aportan poco o nada al panorama político dominicano. Su liderazgo y sus propuestas deberían ser suficientes para ganar la confianza del electorado. No debería comprometer su agenda y su visión con aliados que solo buscan posiciones en el Gobierno, tal como lo demostró Zorrilla Ozuna al comprometer al jefe del Estado.
Abinader ha demostrado que puede ganar elecciones con base en su trabajo y las estrategias políticas de su equipo. Su enfoque en el progreso y el desarrollo del país debería prevalecer sobre cualquier intento de alianza con partidos que no tienen un compromiso genuino con el bienestar de la República Dominicana.
Es hora de priorizar el interés nacional sobre los intereses de aquellos aliados parásitos que solo buscan beneficios personales.
