La Comisión Nacional de Sanidad de China presentó este miércoles planes para administrar una segunda dosis de refuerzo de vacunas contra la covid-19 a ancianos y otros grupos vulnerables, en un momento en el que el país está desmantelando su estrategia de tolerancia cero contra el virus.
La campaña tiene como objetivo aumentar la inmunidad de cuatro grupos vulnerables que ya hayan recibido una dosis adicional: mayores de 60, grupos con alto riesgo de infección y personas con un sistema inmunitario débil o con enfermedades graves.
Las autoridades señalaron que habrán de pasar como mínimo seis meses entre la primera dosis de refuerzo y la segunda.
Puedes leer: Números ganadores de loterías dominicanas martes 13 de diciembre 2022
A finales de noviembre, el Ejecutivo declaró que «aceleraría» la vacunación de los ancianos, uno de los grupos más vulnerables pero también uno de los más reticentes a inocularse, pero no explicó cómo los convencería.
Los mayores chinos, que no tenían una sensación de urgencia dados los bajos niveles de contagios en el país durante los pasados dos años, no fueron los primeros en ponerse a la cola para recibir la inyección, al contrario de lo sucedido en otros países.
La baja proporción de mayores de 80 vacunados con una pauta completa (65,8 %) es uno de los lunares en la campaña de vacunación del país asiático, donde más del 91 % de la población ha recibido al menos dos dosis.
La variante
En los últimos días, la prensa oficial ha comenzado a minimizar el riesgo de la variante ómicron a través de numerosos artículos y entrevistas a expertos, un giro de argumento que acompaña a la relajación de algunas de las medidas más estrictas de la política de ‘cero covid’, vigente desde hace casi tres años.
Desde la semana pasada, China permite aislarse en sus casas a los infectados asintomáticos o con síntomas leves -hasta ahora era obligatorio el traslado a un centro de cuarentena- y ya no es necesario tener una prueba negativa de covid para entrar en la mayoría de lugares y establecimientos, con excepción de hospitales o escuelas.
Los cambios llegaron después de que el hartazgo ante las restricciones cristalizase en protestas en diversas partes del país tras la muerte de diez personas en un edificio aparentemente confinado en Urumqi (noroeste), con consignas como «no quiero PCR, quiero comer» o «devolvedme mi libertad».