Los Ángeles. La muerte prematura agranda la figura de quienes ya son leyenda. Es lo que ocurre con Kobe Bryant, de cuyo fallecimiento en accidente de helicóptero se cumplen dos años este miércoles. Aquel 26 de enero de 2020, el deporte mundial, no sólo el baloncesto, quedaba conmocionado por una noticia fatal que todavía hoy en día cuesta asimilar. El mítico exjugador de los Lakers había fallecido a los 41 años junto a su hija Gianna, de 13, y otras siete personas, entre ellas algunas compañeras del equipo de la pequeña.
La aeronave debía trasladarles a un partido de baloncesto de las jóvenes. Las condiciones meteorológicas eran malas. Había tanta niebla que los helicópteros de la policía se había quedado en tierra. El piloto, ignorando la normativa de vuelos con mal tiempo, decidió despegar. A la altura de Calabasas, a unos 50 kilómetros de Los Ángeles, en una zona montañosa y con muy poca visibilidad, el helicóptero se precipitó contra el suelo a gran velocidad después de haber ganado altura para evitar las nubes. Eran las 9.45 hora de la costa Oeste y poco después la noticia, propia de un mal sueño, comenzó a correr con la velocidad que se transmiten estas cosas por las redes sociales.
Conociendo el comportamiento de Kobe en la pista, parecía imposible que le pudiera suceder algo así. «Piensas que podría haber salido por su pie del accidente, así de invencible era», dijo Pau Gasol, que le consideraba un hermano mayor y que ha estado muy pendiente de la familia Bryant después del fallecimiento. El escolta era el cuarto máximo anotador en la historia de la NBA, ganó cinco anillos, fue seleccionado en 18 ocasiones para All Star, se llevó dos oros olímpicos, anotó 81 puntos en un partido y 60 en el de su retirada, lanzó tiros libres con el tendón de Aquiles roto, combatió mil veces contra el dolor… Por todo eso, su marcha fue un golpe de realidad que humanizó al ídolo de la forma más contundente, haciéndole mortal.
Sus logros deportivos fueron ingentes, pero todavía más lo es su legado. Igual que Kobe siempre tuvo a Michael Jordan como espejo, él inspiró a toda una generación de jóvenes jugadores que le lloraron en los partidos posteriores a su muerte y aún le recuerdan. El título conseguido por los Lakers en la burbuja de Disney World ese mismo año 2020 estuvo plagado de referencias al icono de la franquicia. Pero ‘The Mamba Mentality’ traspasó incluso las líneas de la cancha para convertirse en la filosofía de numerosos deportistas de multitud de especialidades.
Cientos de homenajes
Los homenajes se sucedieron en los días posteriores. Miles de personas se agolparon a las afueras del Staples Center para poblar las aceras de flores, velas, dibujos, dedicatorias… Las camisetas de los Lakers con el 8 y el 24, los dos dorsales que vistió, se veían por todas partes. Se multiplicaron los tatuajes con su rostro. Proliferaron los murales con la figura de jugador, en ocasiones junto a su hija Gianna. Se han contabilizado más de 600 en casi 50 países distintos.
Su funeral, en el pabellón donde tantas gestas consiguió, fue casi el de un jefe de Estado. Las lágrimas de Vanessa Bryant y de Jordan conmovieron al mundo. «Dios sabe que no podían estar el uno sin el otro en esta Tierra. Tuvo que llevárselos para que estén juntos», dijo la viuda sobre sus dos pérdidas. «Cuando Kobe murió, una parte de mí también», confesó el mejor jugador de todos los tiempos. Tanto ella como ‘Air’ volvieron a coincidir cuando Kobe fue incluido en Hall of Fame en mayo de 2021.
Desde el fallecimiento, Vanessa ha estado envuelta en procesos legales. Primero, para que se reconociera la negligencia del piloto, Ara Zobayan, algo que se hizo en febrero del año pasado tras estudiar un informe de 1.850 páginas. Después, para acusar al departamento del sheriff de Los Ángeles de difundir imágenes del accidente y solicitar una cuantiosa indemnización. Y también en la gestión de la herencia contra su propia madre. El patrimonio del jugador rondaba los 600 millones de dólares cuando falleció, pero siguió creciendo por lo menos en el primer año después de su defunción. Forbes le situó como la sexta celebridad fallecida con más ganancias en 2020.
En sólo dos años ha habido cambios importantes. Los Lakers deambulan por la NBA y algunas de sus actuaciones probablemente sonrojarían al mito. El Staples Center se llama ahora Crypto.com Arena. Son los tiempos modernos. Sin embargo, por mucho que pase, ahí quedarán las dos camisetas colgadas del cielo del pabellón como recuerdo de sus éxitos y su legado dentro y fuera de las pistas alcanzará la eternidad. «Su energía siempre está aquí. Mentalmente, tanto nosotros como la ciudad siempre estamos pensando en él», asegura Carmelo Anthony.