Santo Domingo.- Desde los rincones del barrio hasta las pasarelas de la creatividad urbana, el joven emprendedor dominicano Aarón Daniel Buret ha dado un paso firme hacia la industria de la moda con el lanzamiento de Saint Ruthless, una marca de streetwear que no solo apuesta al estilo, sino a la historia, la identidad y la contradicción como fuerza estética.
Aarón no es un improvisado. Su trayectoria lo llevó a vivir varios años en España, donde trabajó en el mundo del retail para marcas globales como Nike. Sin embargo, detrás del uniforme corporativo y los estándares establecidos, algo más vibraba dentro de él: el deseo de contar su propia historia, con su voz, sus símbolos y sus códigos.
“Saint representa la fe, la visión espiritual. Ruthless es la fuerza, la mentalidad brutal que se necesita para lograr los objetivos. Yo soy ambas cosas”, afirma el creador.
Con esa premisa nació una marca que desafía etiquetas y rompe esquemas. Saint Ruthless no pretende complacer ni copiar. Se construye desde la contradicción, desde lo dual: lo sagrado y lo salvaje, lo íntimo y lo callejero, lo conceptual y lo cotidiano.
La primera colección, titulada “Elish”, marca el inicio de esta visión singular. Con diseños cargados de simbolismo, referencias abstractas y un enfoque estético que mezcla el underground con lo espiritual, Aarón busca conectar con un público que no se identifica con lo convencional.
“No quiero hacer lo mismo que los demás. Quiero hablarle a la gente que no encaja, a los que se sienten distintos, pero que tienen ganas de comerse el mundo”.
Más que ropa: una declaración de principios
Aunque la idea comenzó a gestarse en 2022, fue en este 2025 cuando Saint Ruthless dio su primer salto al mercado.
Detrás de cada camiseta, gorra o hoodie, hay un mensaje. Aarón quiere que cada prenda funcione como un escudo para quienes la usan: una forma de declarar “estoy aquí, no me escondo, no me disculpo por ser quien soy”. Con esta filosofía, Saint Ruthless se posiciona no solo como marca de ropa, sino como movimiento.
“Estoy construyendo esto para honrar mi historia, pero también para dejarle algo a mi hija. Quiero que sepa que puede crear su mundo, sin pedir permiso”, asegura.







