El 30,4 % de las empresas rusas no fueron rentables según los datos oficiales del primer semestre de 2025, siendo la peor cifra registrada desde la pandemia, informó este martes el medio ruso Izvestia.
Esto representa 2,3 puntos porcentuales más que en el mismo periodo del año anterior y el máximo desde 2020, cuando los números rojos estaban presentes en las cuentas del 35,3 % de las compañías.
Una de las principales razones del aumento de empresas no rentables son los elevados tipos de interés, cuando en el primer semestre se situaron entre el 20 % y el 21 % para reducirse al 18 % en agosto, explicó Serguéi Katirin, presidente de la Cámara de Comercio e Industria.
El experto sostiene que las empresas también se ven presionadas por el aumento de los costes logísticos, los cambios en la legislación y el impuesto sobre las ganancias, que se elevó del 20 % al 25 %, por lo que la rentabilidad ha caído notablemente en muchos sectores.
Desde el Ministerio de Desarrollo Económico sostienen que el indicador presenta una marcada estacionalidad caracterizada por valores al alza, mientras que a finales de año se presenta una disminución, además de otras cuestiones relacionadas con la demanda y la inversión tecnológica.
Según Rosstat, el Servicio Federal de Estadística de Rusia, las mayores pérdidas se registran en la minería de carbón, el suministro de agua, la gestión de residuos, el transporte terrestre de pasajeros y la investigación científica, donde cerca de la mitad de las empresas están en cuentas rojas.
Todavía en julio el viceministro de Energía, Dmitri Islámov, admitió que más de una cuarta parte de las empresas rusas del sector del carbón cerraron o están a punto de hacerlo debido a la caída de exportaciones a causa de las sanciones impuestas por Occidente a raíz del inicio de la guerra de Ucrania en 2022.
En cuanto al transporte, el problema es común para todos sus ramos, pues debido a que los contratos se firman por lo general a largo plazo, se corrigen a destiempo en relación con el aumento de gastos, como la inflación, el aumento de los salarios, el coste de mantenimiento de equipos y maquinaria extranjera y las subidas de los precios de los créditos.
Mientras tanto, según las estadísticas oficiales, los sectores en los que hasta una cuarta parte están en pérdidas son la producción de papel, caucho y productos plásticos, la industria textil, los medicamentos y el comercio mayorista.
La industria de las tecnologías de la información muestra resultados positivos, que además recibe exenciones fiscales, aunque también destacan los buenos números del segmento del complejo relacionado con la industria militar, cuyos ingresos se han duplicado o hasta triplicado.
Los expertos citados por Izvestia coinciden con que el aumento de pérdidas conlleva una disminución de los ingresos fiscales, una caída de la actividad inversora y un aumento de la carga de la deuda, lo que aumentará la presión sobre los bancos, que se verán obligados a reestructurar sus préstamos.
También supone una carga adicional para el Estado, que tendrá que organizar planes de subsidios y rescates de sectores que considere clave, como ya ha ocurrido con el carbón.
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A largo plazo, estas tendencias pueden frenar el crecimiento económico y agravar los desequilibrios estructurales, advierten los expertos, que ven la bajada de las tasas de interés como una medida clave para revertir la situación.
El Banco Central ruso se reunirá el próximo 12 de septiembre para discutir acerca de la política crediticia.







