CIUDAD DE PANAMÁ. — En respuesta a semanas de críticas y demandas de organizaciones de derechos humanos, Panamá liberó el sábado a decenas de migrantes que habían permanecido detenidos en un campamento remoto tras ser deportados desde Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades les otorgaron solo 30 días para abandonar el país.
Esta decisión ha dejado a muchos en una situación de incertidumbre, como Hayatullah Omagh, un afgano de 29 años que huyó de Afganistán en 2022 tras la toma del poder por los talibanes.
«Somos refugiados. No tenemos dinero. No podemos pagar un hotel en Ciudad de Panamá, no tenemos familiares», declaró Omagh en una entrevista con la Associated Press. «No puedo volver a Afganistán bajo ninguna circunstancia… está bajo el control del Talibán y quieren matarme. ¿Cómo puedo regresar?».
Las autoridades panameñas indicaron que los deportados podrían solicitar una extensión de su estadía por 60 días adicionales, pero muchos, como Omagh, aún desconocen qué pasos seguirán.
Omagh llegó a Ciudad de Panamá junto a otros 65 migrantes provenientes de China, Rusia, Pakistán, Afganistán, Irán, Nepal y otros países, tras haber pasado semanas detenidos en condiciones precarias. El gobierno panameño ha declarado su intención de colaborar con el de Estados Unidos para enviar un mensaje de disuasión a quienes buscan emigrar.
Grupos de derechos humanos y abogados defensores de los migrantes estaban presentes en la terminal de autobuses para ofrecer refugio y asistencia a los liberados, mientras que decenas de otros migrantes permanecieron en el campamento.
Entre los recién liberados se encontraban personas que escapaban de la violencia y la represión en Pakistán e Irán. También estaba Nikita Gaponov, un joven ruso de 27 años que huyó debido a la persecución contra la comunidad LGBTQ+ en su país. Según Gaponov, fue detenido en la frontera de EE.UU. y se le impidió presentar una solicitud de asilo.
