jueves, mayo 2, 2024

¡Los gatos no se cuidan solos! Guía de cuidados básicos y educación

“El gato no es independiente, no se cuida solo como suele creerse; necesita también el cuidado y la atención”, comenzó a desmitificar, la veterinaria especialista en medicina felina, docente de Clínica Médica en Pequeños Animales e integrante del Hospital Escuela de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Buenos Aires (UBA) Claudia Spina.

En palabras de Spina, “en primer lugar, saber que va a poder cubrir sus necesidades, tanto afectivas como dar un buen plan sanitario, un buen plan de salud, cubrir su plan de vacunación, poder cubrir la prevención de pulgas, prevenir los parásitos, entre otros. Todo eso implica dinero y sobre todo en el primer año de vida.

Además, es importante tener un lugar confortable en el cual el animal pueda dormir, un lugar para jugar, para hacer actividades, como también para sus necesidades y para comer”

Y si bien reconoció que “hay diferentes temperamentos, y hay gatos más apegados con su tutor y otros que solamente en algunos momentos del día buscan el mimo”, la experta destacó que “eso no significa que el gato puede vivir o cuidarse solo”.

¿Cuáles son las normas de cuidado básico que tiene que saber quién desea tener un gato?

Con respecto a que el gato se cuida, es un mito popular, ya que “el gato tiene las mismas necesidades que un perro, la única diferencia que hay entre el gato y el perro es que el gato no necesita salir a pasear, pero debe saberse que el tiempo que se dedica a un paseo con un perro, en el gato se traslada a tiempo de juego”, indicó. “O sea, un humano debería dedicarle al menos 20 minutos a media hora diaria de juego a su gatito”, detalló.

Por eso es importante que el gato tenga en la casa lugares de ejercitación, de altura donde subirse y escalar. Para quienes viven en departamentos hay escaladores, rascadores que son muy bien aceptados por los gatitos. “El rascador es para que el animal descargue el estrés, descarte las uñas viejas y además ejercite sus articulaciones al estirarse en la elongación”, afirmó.

Se llevan “como perro y gato”

Según la psicóloga española especialista en etología y bienestar animal, Helena Bat, “la convivencia entre un perro y un gato que comparten techo es factible y puede derivar en grandes amistades”.

“Ambas especies tienen un lenguaje no verbal que les permite vivir en grupo y evitar conflictos. Si el perro y el gato han tenido una buena socialización con miembros de su propia especie, será más fácil que puedan relacionarse entre ellos sin dificultades”, aseguró la experta, para quien “la socialización que el animal haya tenido desde temprana edad influye en la forma en que aceptará la convivencia con otros animales”.

Para Spina también la convivencia es posible. Y si bien aclaró que “todo lleva una adaptación”, para ella “siempre se puede lograr”. La clave -según la experta de la UBA– “es hacer las presentaciones correspondientes”. Y lo mismo sucede cuando se adopta un gato y ya hay otro gato en la casa.

“Es importante no presentarlos abruptamente, siempre a través de una ventana, de una reja, y haciendo mimos a ambos”, recomendó, y agregó: “Una de las maneras más fácil de hacerlo es pasar una toalla como si estuviesen secando un animal de un baño: primero, al gato más dominante, que será el que ya estaba en la casa, y lo mismo hacer luego, sin que este gatito vea, al otro gato que ingresa al domicilio. Esto es para transmitir el mismo olor que tiene el gato dominante hacia el gato que ingresa y esta es una muy buena fase de adaptación”.

“Y si ya hay un perro, puede procederse de la misma manera, quizá con mayor cuidado para que el perro no llegue a lastimar al gatito, pero también es fundamental tomarse el tiempo suficiente para la presentación”, enfatizó la especialista.

A lo que Bat sumó: “La socialización se produce durante los primeros meses de vida, por lo que resulta clave que los cachorros pasen como mínimo tres meses con su madre”. Al tiempo que destacó que “es importante que tanto el can como el felino tengan cubiertas sus necesidades individuales, esto es, su propio comedero, bebedero, zona de descanso y juguetes, independientemente de que decidan compartirlo con el otro”.

Normas de educación al adoptar un gato

En este punto, para Spina, “en primer lugar, cuando el animal llega al domicilio ya tiene que tener una bandeja sanitaria con piedritas”. “El gato es la especie más limpia que existe, no es necesario enseñarle -aseguró la veterinaria-. Bastará un día que se le presente su bandeja de piedritas, se le hagan movimiento de las piedras, y él solo va a identificar y va a ir enseguida a las piedritas a hacer sus necesidades. Generalmente aprenden solos esa conducta”.

“También se les debe presentar dónde está el lugar de comida, y por supuesto ofrecerle un lindo almohadón, una linda casita o algo para que sea de su propiedad al momento de descansar, más allá de que seguramente él mismo adoptará lugares invadiendo el terreno de la casa, como la cama, muebles u otras instalaciones”, resaltó.

Según la experta, “otra norma básica de educación que hay que tener en cuenta es no jugarle con las manos en la cara, o los pies”. “Esto es para prevenir la mordida, especialmente si hay niños en la casa, hay que enseñarles que se juega con juguetes; puede ser una cañita de pescar, un ratoncito, algo que se mueva solo o inclusive una pelotita de papel”, agregó.

Y sumó: “Algo a lo que se puede acostumbrar ya desde pequeños es algún juguete o recipiente que puede ser manufacturado inclusive por nosotros que expanda granitos de alimento, lo cual le va a favorecer al gato a bajar el estrés y el apegamiento para cuando esté solo, según la cantidad de horas que vaya a permanecer en soledad”.

Consultada sobre cómo saber si un gato va a ser el compañero ideal para la familia, Spina consideró que “en primer lugar, todas las personas que habitan la casa deben estar de acuerdo con la decisión de adoptar un gato. Eso es algo fundamental, y va a ser un gran porcentaje de que el animal se adapte bien y viceversa”.

“Segundo, saber que se le va a poder brindar a ese gatito las necesidades básicas, ambientales, de sanidad y antiestrés antes mencionadas -señaló-. Y por último, también si se le va a poder brindar la interacción suficiente como para realizar un vínculo con la familia”. En su mirada, “esas serían las nociones básicas para que alguien sepa que un gatito va a ser el compañero que esa familia necesita”.

Nadia Osepyan es especialista en comportamiento felino. Con más de 124 mil seguidores en su cuenta de Instagram, donde brinda tips esenciales para que la vida con un gato sea más sencilla, se refirió a otro mito común sobre los gatos, que asegura que “son más malos que los perros”, e indicó: “El animal no tiene emociones de maldad, ni emociones complejas negativas. Simplemente tiene necesidades que no puede negociar. Son necesidades básicas”.

Para ella, “no hay gatos con problemas de conducta, sino con necesidades insatisfechas”. “Tener un gato te genera un compromiso y una responsabilidad”, remarcó.

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