Hace unos días, en una distendida conversación con una amiga, abordamos temas inherentes a los centros urbanos, sus desafíos, retos, posibilidades y perspectivas en el mediano y largo plazo.
La amena plática nos llevó hasta un texto que quiero compartir con ustedes, que si bien aborda problemáticas de países como México, Brasil y Colombia, su realidad social no dista mucho de la República Dominicana. El texto, escrito hace unos años por Alfonso Vélez y Jaime Ferrer, se denomina Movilidad 3.0.
Al adentrarme en el estudio de esta obra, surgieron variables interesantes que nos ayudan a comprender las debilidades estructurales que padecen nuestras ciudades y que el devenir de los años —sin planificación— han ayudado a consolidar.
El gran desafío de las urbes en todo el mundo es saber equilibrar entre su mejor rostro, el del crecimiento económico, el de ser generador de riquezas, con lo contrapuesto, la inseguridad pública, deterioro medioambiental, entre otros.
Para asumir con mayor rigor el abordaje de estos temas cotidianos, que tienen gran impacto en la vida de los ciudadanos y de manera transversal, es importante comprender que la gran base que permite, a su alrededor, la mejora de aspectos como igualdad social, seguridad pública, cuidado medioambiental, desarrollo sustentable a través del crecimiento económico y el desarrollo social, lo constituye la movilidad urbana.
ONU Habitat
Partiendo de un estudio desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU Habitat), que indica que para el año 2050 el 80% de la población mundial estará viviendo en ciudades, se hacen necesarias crear las condiciones para re-adecuar nuestros territorios, dando respuestas a las demandas ciudadanas, incorporando nuevas tecnologías que permitan hacer de la movilidad sostenible, una movilidad inteligente.
Al hablar de la movilidad inteligente, se hace referencia a una política pública que pone al servicio del gobierno y la sociedad las tecnologías necesarias para mitigar los problemas que se desprenden de la movilidad urbana.
Concepto 3.0
El modelo de Movilidad 3.0 integra tres ejes fundamentales de acción que debe incluir una política pública para que mejore la movilidad en las urbes de manera integral, estos son: movilidad y seguridad vial, movilidad y gestión del tráfico, y movilidad y medioambiente.
Dentro del eje de movilidad y seguridad vial, se busca enfrentar los cinco segmentos que provocan los percances viales con las consecuencias más graves: cruceros o intersecciones inseguras, exceso de velocidad, uso del celular al volante, conducir en estado de embriaguez y la no utilización de cascos, en casos de motociclistas, o el cinturón de seguridad, en caso de automovilistas.
En la movilidad y gestión del tráfico, el componente tecnológico es esencial, ya que este eje se caracteriza por la colocación de sensores para medir el flujo vehicular y ciclista; dichos sensores permitirían la recolección de los siguientes datos: cantidad de vehículos circulando, promedios de velocidad, clasificación vehicular, tiempos de recorridos origen-destino y conteo de bicicletas en circulación por carriles de ciclo vía.
Y como tercer eje, movilidad y medioambiente, también agregaría componentes tecnológicos como la colocación de sensores medioambientales. Estos sensores podrían registrar gases y partículas contaminantes, al tiempo de recabar información necesaria para tomar decisiones como: aislar puntos críticos de contaminación a nivel de la calle, cómo reaccionarían los gases antes condiciones meteorológicas, en cantidad y tipo de vehículos, poder planear la infraestructura vial y espacios públicos, poder sincronizar los semáforos en verde en las zonas más contaminantes y organizar las rutas del transporte público en función de los puntos más conflictivos en contaminación, entre otros tantos usos.
La movilidad en la República Dominicana
La solución a los males estructurales, que nos aquejan en la implementación de una movilidad sostenible, debe pasar un proceso de planificación y articulación entre los actores sociales, teniendo en cuenta que las medidas adoptadas deben ser integrales para que perduren en el tiempo, tales como cambios conductuales de los ciudadanos, construcciones de obras de infraestructura viales, introducción de valores tecnológicos que ayudan a gestionar mejor nuestras ciudades en materia de seguridad vial, respeto al medioambiente, tener un observatorio para velar por el cumplimiento estricto de los procesos y de las leyes que forman los marcos éticos y normativos.
Estas referencias, contenidas en el texto que he citado en este artículo, serían de gran utilidad para una aplicación inmediata en territorio dominicano. El crecimiento económico que experimenta el país no puede detenerse, de ahí la necesidad de ser eficientes en la implementación de políticas públicas de movilidad. No hay tiempo que perder, el desarrollo nos espera, organicemos.