English
SANTO DOMINGO.– En los últimos meses, República Dominicana ha sido estremecida por casos de madres que golpean, queman y hasta asesinan a sus propios hijos. Escenas tan brutales como difíciles de comprender han puesto en evidencia una profunda crisis de salud mental que muchas veces pasa desapercibida.
¿Qué hay detrás de estas conductas? ¿Trastornos no diagnosticados? ¿Desesperación contenida? ¿O una sociedad que ignora a las mujeres justo cuando más necesitan apoyo? Cada caso parece gritar una misma urgencia: es hora de mirar más allá del delito y atender las señales de alerta emocional que lo preceden.
Estas preguntas fueron el punto de partida del reportaje “Salud mental en las madres”, presentado por la periodista Yuleisy Valenzuela en el programa de investigación Bajo El Foco, una producción original de la plataforma De Último Minuto.
Uno de los hechos más recientes ocurrió en el distrito municipal de Villarpando, provincia Azua. Carmelina Méndez, conocida como “Besaida”, fue detenida tras matar a su hija de apenas tres meses de nacida. Según el informe forense, la bebé presentaba trauma craneal y quemaduras de tercer grado en el costado y muslo derecho. Vecinos afirman que la madre mostraba signos evidentes de trastornos mentales.
En Miches, provincia El Seibo, otro caso estremecedor tuvo como víctima a una bebé de un mes. Angelina Vásquez Sosa, de 18 años, fue acusada de golpearla brutalmente, causándole fracturas en el cráneo y dos costillas. El padre del infante, Jonathan Brito, denunció haber alertado previamente sobre el maltrato, pero nunca se le dio seguimiento. La joven guarda prisión preventiva por tres meses.
“Estos actos extremos no surgen de la nada”, afirma la psicóloga clínica Angélica García en declaraciones recogidas por el reportaje. “Tenemos madres que enfrentan solas una carga económica y emocional enorme, sumadas a la desigualdad social y la falta de acceso a salud mental. Todo eso puede detonar en conductas violentas”.
La especialista advierte que mientras la salud mental siga siendo un tema tabú, muchas mujeres no buscarán ayuda por temor a ser juzgadas. “Necesitamos implementar programas de educación emocional desde las escuelas, garantizar servicios comunitarios y establecer políticas públicas que prioricen el bienestar mental”, sostuvo.
En 2024 también se documentó un caso que estremeció a la nación: Ana Josefa García Cuello, teniente médico de 44 años, decapitó a su hija de seis años en su residencia. Alegó haber actuado bajo un mandato divino. Las autoridades encontraron la cabeza de la menor en el baño y el cuerpo en la cocina. La agresora, con formación en terapia ocupacional, había arrojado el arma homicida a un terreno cercano tras cometer el crimen.
“La carga de tener un hijo no es solo física. Es emocional, psicológica, económica. Y muchas mujeres la asumen solas, sin redes de apoyo ni acceso a profesionales. Esa presión acumulada puede explotar”, añadió García.
República Dominicana cuenta con centros de atención psiquiátrica como el hospital Moscoso Puello o Plaza de la Salud, pero la cobertura es limitada y no se enfoca en la prevención. Tampoco existen campañas sostenidas que visibilicen el impacto de la salud mental materna.
Datos del Ministerio de Salud indican que 1 de cada 5 adolescentes dominicanas ya es madre o está embarazada, muchas de ellas en situación de pobreza y sin educación emocional básica. La violencia materna, además, no siempre es física: también se expresa en gritos, negligencia, indiferencia y daño emocional, generando traumas duraderos en los hijos.
“La violencia es un ciclo”, subrayó García. “El jefe grita al padre, el padre a la madre, la madre al hijo, el hijo a la mascota… y así seguimos si no detenemos el patrón. Hay que intervenir antes de que sea tarde”.
