El ataúd de Isabel II, frente al que desfilarán cientos de miles de personas hasta sus exequias, está hecho de roble inglés y forrado de plomo y fue fabricado hace más de 30 años, explicó el lunes el diario The Times.
El público no podrá ver el rostro de la reina, cuyo féretro yacerá cerrado y cubierto con el estandarte y las insignias reales.
– Roble inglés y plomo –
Según The Times, el ataúd de la difunta Isabel II es de roble inglés y está forrado de plomo, como el de su marido, el príncipe Felipe, fallecido en abril de 2021.
La empresa funeraria londinense Leverton and Sons, encargada de las exequias reales, explicó al diario británico hace cuatro años que no sabían cuándo ni quién había fabricado ambos ataúdes, que les fueron entregados en 1991 cuando empezaron a trabajar como proveedores oficiales de la casa real británica.
«Es de roble inglés, que es muy difícil de encontrar» y muy caro, explicó entonces su directivo Andrew Leverton.
El revestimiento de plomo hace que el ataúd sea hermético, ya que se colocará en una cripta y no se enterrará. Pero lo hace extremadamente pesado para sus ocho portadores.
Las asas de latón están diseñadas específicamente para los ataúdes reales, al igual que la tapa, que debe soportar las insignias de la monarquía.
«No es algo que se pueda hacer en un día», aseguró Leverton a The Times.
– Insignias reales –
Tras ser expuesto en Edimburgo, el féretro será transportado a Londres el martes por la noche. Al día siguiente, será colocado en un catafalco cubierto de púrpura en el Palacio de Westminster y custodiado por guardias.
El estandarte real, el emblema de la monarquía que tradicionalmente ondeaba sobre Buckingham, Sandrigham o Windsor cuando la reina estaba allí, cubrirá su ataúd.
Sobre el féretro se colocarán también dos insignias reales, el cetro y el orbe, un globo terráqueo rematado por una cruz que simboliza el mundo cristiano.