En base a la interrogante del profesor Melanio Paredes, ¿quién, con suficiente autoridad, puede dictaminar la muerte del PLD? Nuestro creador y líder, Juan Bosch, siempre afirmó que nadie muere de verdad mientras exista alguien que respete su memoria. Esta afirmación no solo resuena en el ámbito personal, sino también en el colectivo.
El Partido de la Liberación Dominicana (PLD) ha sido más que una simple organización política; ha sido un movimiento que encarna ideales, valores y el sueño de una nación más justa y desarrollada.
Es en este contexto que yo sigo creyendo en mi PLD. La situación actual, por adversa que parezca, no es una sentencia de muerte, sino una oportunidad invaluable para la reflexión y el renacimiento. Es una llamada a la acción para que los verdaderos peledeístas demostremos nuestra lealtad y compromiso. Es el momento de reafirmar nuestros principios y recordar que el legado de Juan Bosch vive en cada uno de nosotros. La renovación no solo es necesaria; es imperativa. Debemos enfrentar los desafíos con valentía y determinación, abriendo espacio para nuevas ideas, nuevas caras y, sobre todo, una nueva forma de hacer política que se alinee con los valores fundamentales que siempre han guiado al PLD. Esto implica una introspección profunda y un compromiso con la transparencia, la integridad y el servicio al pueblo dominicano.
La historia nos ha enseñado que los grandes partidos no perecen ante las adversidades, sino que se fortalecen. La crisis actual debe ser vista como una plataforma desde la cual relanzar nuestro partido, renovando nuestro pacto con el pueblo y revitalizando nuestra misión de construir una sociedad más equitativa y próspera.
En resumen, los verdaderos peledeístas debemos dar un paso al frente, uniendo nuestras fuerzas para generar una gran renovación. El PLD no está muerto mientras exista la voluntad de sus miembros de honrar y revitalizar su legado. Juntos, podemos transformar esta crisis en el impulso necesario para resurgir con más fuerza y determinación que nunca.