Este lunes, el mundo despidió al Papa Francisco, marcando el fin de una era que comenzó en 2013 con su elección como el primer Papa latinoamericano.
Con su fallecimiento, se reabre la mirada hacia los más de dos mil años de historia del Papado, una institución central en el catolicismo que ha visto pasar por el trono a figuras emblemáticas, reformistas, controversiales y santificadas.
Desde San Pedro hasta Jorge Mario Bergoglio, el Papado ha sido testigo y protagonista de transformaciones profundas tanto en la iglesia como en el mundo. Pero ¿Qué es el Papado?
Con casi dos mil años de existencia, es la institución que encarna el liderazgo espiritual y administrativo de la Iglesia Católica, y figura como una de las instituciones más antiguas y con mayor influencia del mundo.
Según la tradición cristiana, al apóstol Pedro, Jesús habría conferido un rol especial dentro de su Iglesia. Esto se basa en las palabras de Jesús a Pedro en el Evangelio de Mateo 16 versiculo18-19: «Y yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella».
Pedro es reconocido como el primer obispo de Roma y, por tanto, el primer papa.
Aunque la autoridad del obispo de Roma tardó en consolidarse, ya en los primeros siglos de la era cristiana se reconocía su primacía entre las comunidades cristianas del Imperio.
Con la caída de Roma en el año 476, los papas asumieron un rol clave no solo espiritual, sino también político. Durante la Edad Media, la figura del pontífice llegó a rivalizar con emperadores y reyes. Uno de los puntos más altos de esa autoridad fue bajo el papa Inocencio III (1198–1216), cuando el papado dominaba vastos territorios y marcaba el rumbo de los asuntos europeos.
El Papado llega a tener un gran prestigio en la sociedad, prestigio que se fue extendiendo hasta muy entrada ya la Edad Moderna.
Sin embargo, la historia del papado también ha estado marcada por crisis. Entre 1378 y 1417, la Iglesia atravesó el Gran Cisma de Occidente, con papas rivales en Roma y Aviñón. Más adelante, en el siglo XVI, la Reforma protestante liderada por Martín Lutero desafió frontalmente la autoridad pontificia, lo que llevó al Concilio de Trento y a la Contrarreforma católica.
En la era moderna, el papado enfrentó la pérdida de poder temporal. En 1870, con la unificación de Italia, el papa Pío IX perdió los Estados Pontificios. No obstante, en 1929, los Pactos de Letrán firmados con Benito Mussolini reconocieron al Vaticano como Estado independiente.
Durante el siglo XX, el Concilio Vaticano II (1962-1965) marcó una profunda transformación al abrir la Iglesia al mundo contemporáneo. Más tarde, el papado de Juan Pablo II, quien se mantuvo casi tres décadas al frente de la iglesia. Juan Pablo II adquirió gran proyección internacional, especialmente al aliarse a la política de Ronald Reagan para derribar el comunismo en Europa del Este y la Unión Soviética.
Víctima de sus conexiones políticas, tuvo un intento de asesinato recibiendo tres disparos. Se presume que este ataque fue responsabilidad el servicio secreto soviético. Sin abandonar el escenario político, mantuvo a la Iglesia de Roma en constante reforma.
En 2013, la renuncia de Benedicto XVI (la primera en más de 600 años) abrió paso al pontificado del argentino Jorge Mario Bergoglio, Papa Francisco.
Francisco fue el primer papa jesuita. Nació en la capital argentina, el 17 de diciembre de 1936.
Su liderazgo fue marcado por una fuerte impronta social, cercanía con los sectores marginados y reformas internas que generaron apoyos y críticas por igual.
A lo largo de la historia del Papado, la Iglesia Católica ha tenido 266 papas y pese a los desafíos actuales, el papado sigue siendo una figura central en el escenario mundial. Su influencia, aunque más simbólica que territorial, continúa modelando el debate ético y político a nivel global.
Con el fallecimiento del papa Francisco, el día de hoy, se abre un camino para elegir a la nueva Santidad de la Iglesia Católica. Con el inicio del cónclave papal en la Capilla Sixtina, 138 cardenales con derecho a voto definirán al próximo líder espiritual de más de 1.300 millones de católicos en todo el mundo.
El foco está puesto no solo en la identidad del nuevo pontífice, sino también en el rumbo que tomará la Iglesia tras un papado caracterizado por la inclusión, la reforma y la cercanía con los más pobres.