Plantación Adentro, voz Rubén Blades, Willie Colón Orquesta, Álbum ¡Metiendo Mano! de 1977, sello Fania Records, compositor Tite Curet Alonso.
Esta canción compuesta por el gran compositor puertorriqueño y afro caribeño Catalino “Tite” Curet Alonso, supone para Rubén Blades su incursión en el fenómeno musical que sería conocido como la salsa intelectual, salsa social o la salsa de la liberación latinoamericana. El álbum Metiendo Mano! es el primer álbum realizado en conjunto por Willie Colón y Rubén Blades.
La canción Plantación Adentro introduce contenidos de narrativa social que denuncian los despojos cuerpo-territoriales, iniciados desde el proceso de colonización de América (Abya Yala) y que fueron concretados en la esclavización y explotación de los cuerpos negros e indígenas. En particular la canción evidencia el genocidio perpetrado por el colonialismo español sobre los hombres indígenas. Plantación Adentro describe la muerte del trabajador indígena Camilo Manrique quien fuera asesinado a “palazos” por el mayoral de una hacienda cafetalera hacia el año de 1745. Tite Curet narra con ironía el asesinato de Camilo por el mayoral o capataz de una cuadrilla de trabajadores agrícolas, cuando expresa que el dictamen del médico de turno: “muerte por causa natural”, para enseguida expresar que “después de una tunda e´palo, que te mueras, es normal”.
Precisamente una de las frases que se repiten a lo largo de la canción es “Sombras son la gente”, lo que da cuenta de que con los procesos de expropiación y de despojo de carácter capitalista-colonialista, los cuerpos racializados (afro e indígenas) se convierten en objetos, en fantasmas, sombras, negándoles su alma, su subjetividad, sus espiritualidades. Así que el despojo no solo es de carácter material y económico, sino que también tiene efectos culturales, simbólicos, espirituales. La canción también da cuenta, como dentro de estos procesos de despojo, al territorio, al follaje de la plantación, a la selva, a la naturaleza se le obliga a ser cómplice del genocidio, convirtiendo a los asesinados en “sombras”: “Selva verde selva traga, selva nunca dice na´”. Finalmente, la canción cuestiona de manera implícita y explicita la idea del progreso alcanzado por el esfuerzo colectivo, ya que tal progreso se ha realizado sobre el asesinato de los cuerpos racializados, en este caso de hombres y mujeres indígenas.