lunes, octubre 7, 2024
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Santiago vive una batalla constante por el agua

Santiago.- La segunda provincia más importante de la República Dominicana y capital del Cibao, enfrenta una batalla constante con la escasez de agua, una realidad que afecta, especialmente, a los sectores más vulnerables. Pese a los esfuerzos del gobierno y las millonarias inversiones, miles de familias en barrios marginados y comunidades rurales siguen viviendo con una limitada provisión del vital líquido.

En barrios como La Herradura, La Ciénaga, Villa Liberación, Las Charcas, Bella Vista, La Yagüita de Pastor y muchos otros, la falta de agua potable se ha convertido en un desafío cotidiano. Esta problemática se extiende a lo largo de los 10 municipios y 16 distritos municipales de la provincia, donde la situación parece no tener fin.

A pesar de las inversiones realizadas por la Corporación del Acueducto y Alcantarillado de Santiago (CORAASAN) para mejorar la infraestructura hídrica, la realidad es que miles de hogares siguen sufriendo la escasez. Con una población que supera el millón de habitantes (más de  1 millón 74 mil), el Acueducto Cibao Central, principal fuente de agua potable, ha agotado su ciclo de vida útil desde 2020. Inaugurado en 1994 por el entonces presidente Joaquín Balaguer, fue diseñado para 20 años de funcionamiento, lo que ahora se refleja en el déficit de suministro.

Las áreas afectadas son una cadena de preocupaciones que se entrelazan con el  eco de la frustración de quienes deben recurrir a pozos tubulares, riachuelos y manantiales, en lugar de recibir el agua directamente en sus hogares, un derecho básico que debiera garantizarse por los impuestos que pagan y las necesidades modernas.

Entre la esperanza y la realidad: avances y obstáculos

Para mitigar la escasez, Coraasan ha invertido significativamente en la expansión de la red de distribución. Según las autoridades, en los últimos cuatro años, la capacidad de producción de agua ha crecido un 29% gracias a la rehabilitación de la planta de tratamiento La Noriega II, que ahora produce 23 millones de galones diarios. Además, la inauguración de un tanque de almacenamiento en La Zurza, con capacidad para 7,500 metros cúbicos, ha sido un paso importante para aliviar la situación en el centro histórico y zonas cercanas.

Con una inversión de 850 millones de pesos en obras de agua potable y saneamiento, inauguradas por el presidente Luis Abinader, más de 135,000 personas se han beneficiado. El próximo gran proyecto, con un costo de más de 1,100 millones de pesos, busca mejorar el abastecimiento en Puñal y transformar la vida de 70,000 habitantes en municipios como Licey al Medio, Tamboril y parte de Moca.

A pesar de estos avances, las demandas de la población por una solución más definitiva y efectiva siguen presentes. La falta de una distribución equitativa y eficiente mantiene a muchas comunidades en una situación crítica.

El precio de la escasez: impacto en los hogares

La escasez de agua también tiene un alto costo para las familias, que deben “hacer de tripas corazón”y recurrir a la compra de agua a precios elevados, afectando su economía. Las empresas que venden agua en camiones se benefician de esta crisis, obligando a las familias a ajustar sus presupuestos para adquirir un recurso que debería estar garantizado.

El gasto adicional por la compra de agua se ha convertido en una carga financiera inesperada, generando un profundo malestar en los hogares que ya enfrentan otras dificultades económicas.

Un camino de desafíos y esperanza

A pesar de las dificultades, Santiago sigue avanzando en su lucha por garantizar el acceso al agua potable. Las inversiones y avances realizados por Coraasan son un paso en la dirección correcta, pero la batalla por un suministro adecuado y constante continúa.

El agua, como esencia de la vida, sigue siendo un símbolo de esperanza y resistencia para la comunidad santiaguera. La expectativa es que las iniciativas actuales se traduzcan en un futuro más digno y sostenible para los habitantes de esta provincia, que aporta el 14% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. La esperanza es que, algún día, cada gota de agua refleje un progreso tangible y justo para todos los ciudadanos.

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