El ser humano ha empleado animales en la guerra para múltiples funciones. Ya sea como medio de transporte, rescate, sabotaje, como arma o incluso como espías, llevamos siglos tratando de domesticar animales para obtener ventajas tácticas o estratégicas en los conflictos bélicos.
La lista de animales empleados en la guerra es muy larga e incluye caballos, asnos, ratas, llamas, murciélagos e incluso insectos. Hacer un listado solo con tres animales implica dejar en el tintero muchas especies que también merecerían estar en ella. Como suele ser habitual en este tipo de listados, no están todos los que son, pero sí son todos los que están. Así que hoy hablaremos de tres animales extraordinarios que han sido usados con fines bélicos.
Delfines sonar
Durante la mayor parte de la historia de las civilizaciones, la atención prestada a los mamíferos marinos ha sido escasa. Hasta el siglo XX no se había planteado, que se sepa, el uso de cetáceos como animales de guerra. La marina estadounidense adquirió su primer delfín a finales de los años 50, con la misión de aprender sobre hidrodinámica para mejorar sus torpedos. Sin embargo, el uso militar de estos animales solo estaba arrancando.
Ya se sabía desde 1946 que los delfines emplean la ecolocalización. El fundamento de este proceso es el mismo que el del sonar. El animal dispara una andanada de ondas sonoras que rebotan contra el objetivo. El delfín recibe los ecos y su cerebro los convierte en una imagen tridimensional.
Palomas espía
Las palomas son unos animales excepcionales. No solo por su docilidad, lo fácil de su manejo y lo rápido que se crían, sino porque tienen un rasgo que ha fascinado a la humanidad desde hace más de 6000 años: la capacidad de regresar a casa.
Una paloma no necesita entrenamiento para regresar a su hogar, es un comportamiento instintivo.
El mismo Gengis Khan ya usaba palomas en la guerra, en el siglo XII. Eran un buen método de comunicación entre distintas tropas, compartiendo planes de batalla entre frentes. Desde entonces se han empleado con relativa frecuencia, hasta entrado el siglo XX, sustituidas por las técnicas más modernas de telecomunicaciones.
Serpientes arrojadizas
En 2015, un grupo de investigadores liderados por el profesor G. Insacco redescubrió en Sicilia una especie de serpiente que se creía extinta en la zona: Eryx jaculus, también llamada boa jabalina de arena.
En realidad, la especie no es nativa de la isla italiana, sino que fue introducida —no sabemos si accidental o deliberadamente— por los griegos, quienes transportaban con frecuencia estas y otras serpientes en sus barcos. Como cualquier otra boa, esta especie no es venenosa, aunque, también transportaban víboras y otros ofidios que sí lo son.
El motivo para llevar barriles llenos de estos reptiles era evidente. Los empleaban como arma durante las batallas navales. Lanzaban a los barcos enemigos recipientes llenos de serpientes. Los marineros del barco enemigo normalmente no tenían idea de qué tipo de serpientes recibían ni si eran venenosas. Como mínimo, cundía el pánico, al apoderarse de la tripulación uno de los miedos más viscerales del ser humano.