Sánchez Ramírez. – La reciente emisión del programa Bajo El Foco, transmitido por De Último Minuto y El Seis, puso en evidencia el conflicto entre la minera Barrick Gold y las comunidades de Zambrana Arriba, que enfrentan un proceso de reubicación que muchos consideran injusto. La investigación, a cargo de la periodista Pamela Rojas, expuso denuncias de residentes que aseguran estar siendo desalojados sin una compensación equitativa.
Según el reportaje, la Barrick realizó un censo en 2020 para determinar cuántas familias serían reubicadas. Sin embargo, los comunitarios cuestionan la transparencia de este proceso, denunciando la falta de datos claros sobre quiénes fueron censados y qué compensaciones recibirán. De las 1,684 familias afectadas, 653 serán reubicadas en el proyecto Nuevos Horizontes, mientras que las 1,031 restantes solo recibirían compensación por sus propiedades, sin derecho a nueva vivienda.
Uno de los principales reclamos es el bajo valor que la empresa minera ofrece por sus tierras y cultivos. Por ejemplo, el agricultor Santo Francisco denunció que le ofrecieron apenas RD$279,207 por su terreno de 1,786 metros cuadrados, el cual incluye 175 plantas de cacao con más de 30 años de vida productiva. En 2021, la Barrick pagaba RD$628 por una mata de cacao, cifra que ha aumentado a RD$2,195 en 2025, pero los comunitarios aseguran que sigue estando muy por debajo del valor real, especialmente cuando el quintal de cacao supera los RD$30,000 en el mercado actual.
El reportaje también reveló el descontento de residentes que rechazan mudarse a Nuevos Horizontes, argumentando que el nuevo modelo de vida no es adecuado para ellos. «Aquí comemos de lo que sembramos, allá no hay nada», denunció Epifania Manzueta, quien posee 700 tareas de tierra y rechaza las ofertas de la empresa minera.
A pesar de los intentos de diálogo con el gobierno y la Iglesia Católica, la incertidumbre persiste. La Barrick insiste en que ha seguido los procesos adecuados y que las reubicaciones son voluntarias, pero los comunitarios afirman que se trata de un desalojo disfrazado.
El futuro de estas familias aún está en juego. ¿Cederán a la presión o resistirán hasta lograr lo que consideran una compensación justa? La historia sigue en desarrollo.
