Nueva Delhi.- La rabia y las protestas volvieron este viernes a las calles de varias ciudades de la India, después de que dos mujeres fueran obligadas por una turba a desfilar desnudas en el estado de Manipur, en el noreste de la India, afectado por una ola de violencia étnica que ha dejado más de un centenar de muertos.
El suceso tuvo lugar el pasado 4 de mayo pero fue revelado en las redes sociales el miércoles, desatando hoy manifestaciones en varias de las principales urbes de país asiático, como Nueva Delhi o la sureña Bangalore.
Neicha, originaria de Manipur y residente en la capital india, expresó a EFE su «rabia y rechazo» por el «horrible incidente de estas mujeres siendo sometidas a un tratamiento inhumano».
El vídeo muestra a dos mujeres desnudas rodeadas por decenas de hombres, algunos de ellos armados con palos, en una zona rural del distrito de Thoubal. Desde el primer ministro indio, Narendra Modi, hasta las autoridades regionales condenaron ayer el suceso y prometieron medidas contundentes contra los responsables.
Pero desde el «manifestódromo» de Jantar Mantar, uno de los pocos lugares de la capital delhí donde están permitidas las manifestaciones, Neicha se preguntó sobre la inacción de las autoridades a pesar de que las mujeres habían denunciado los hechos.
«El Gobierno estatal no hizo nada durante más de dos meses», dijo, «no sé qué es peor, si lo sabían y no hicieron nada o si ni siquiera lo sabían».
El papel de la Policía también ha sido cuestionado, después de que tanto una denuncia presentada días después del suceso como uno de los maridos de las víctimas asegurasen que los miembros de las fuerzas de seguridad entregaron a las mujeres a la turba, aseguró el diario Indian Express.
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Jennifer, otra de las manifestantes en la capital india, condenó el suceso y lamentó que «es solo uno que ha sido capturado en vídeo, hay muchas más historias (…) que no han sido reportadas».
El suceso se produjo un día después del estallido de una ola de violencia étnica, que todavía continúa y ha dejado casi 150 muertos, entre la comunidad meitei mayoritaria en Manipur y la tribu kuki, minoritaria en el estado pero con más fuerza en las zonas montañosas.
En el corazón de la disputa está la solicitud de un tribunal para clasificar a los meitei como «tribales», un estatus que les permitiría extenderse en las montañas y acceder a puestos de gobierno y al que los kuki se oponen.
Tanto Neicha como Jennifer, al igual que otros de los manifestantes congregados en el centro de la capital, declararon pertenecer a la comunidad kuki y pidieron una administración separada a la de los meitei en Manipur.