Londres.- La serie Adolescencia, una de las más comentadas de Netflix en los últimos años, ha generado un profundo debate social y político en Reino Unido y más allá. La producción, que retrata el caso ficticio de un niño de 13 años acusado de apuñalar a una compañera, ha tocado fibras sensibles al abordar las múltiples influencias que pueden empujar a un menor hacia la violencia.
El guionista Jack Thorne, creador del proyecto junto al actor Stephen Graham, asegura que la historia fue construida a partir de una compleja red de factores que afectan a los adolescentes actuales: presión social, abandono emocional, discursos de odio y la peligrosa influencia de comunidades en línea.
“El drama no busca señalar un solo culpable”, explicó Thorne en una entrevista con la BBC. “Jamie —el personaje central— es víctima de muchas circunstancias: su entorno familiar, la escuela, sus amistades, y sobre todo, los mensajes que recibe a través de internet”.
Una alerta urgente para padres, escuelas y gobiernos
La historia no tardó en provocar reacciones. Thorne cuenta que incluso el director del colegio de su hijo se le acercó personalmente para hablar sobre el impacto de la serie y cómo usarla como herramienta educativa. "Eso me hizo entender cuán profundo llegó el mensaje", afirmó.
En la ficción, Jamie es acosado en redes sociales, se siente rechazado y encuentra “explicaciones” a su sufrimiento en discursos misóginos y violentos. “Él no tiene las herramientas para filtrar lo que escucha, y en su mente, la violencia se convierte en una salida”, explica el guionista.
Thorne no se limitó a escribir desde la teoría. Se sumergió en foros, plataformas como Reddit y sitios menos conocidos donde proliferan ideas distorsionadas sobre las relaciones, la masculinidad y la sexualidad. Lo que encontró fue preocupante: “No era solo Andrew Tate ni los grandes nombres de la manosfera. Eran usuarios anónimos, canales de videojuegos o blogs que disfrazan el odio bajo formas sutiles”, dijo.
Propuestas más allá de los modelos de conducta
El impacto del programa llegó incluso al Parlamento británico. El primer ministro Keir Starmer reconoció haber visto la serie con sus hijos y aseguró que la violencia juvenil influenciada por la web es “una cuestión de cultura” que debe ser abordada con urgencia.
Jack Thorne no se queda en la denuncia. Pide acciones concretas y radicales: desde prohibir el uso de teléfonos inteligentes en las escuelas hasta establecer una edad mínima para acceder a redes sociales, como ha hecho Australia, donde se ha limitado su uso a mayores de 16 años.
“Esto va más allá de tener mejores modelos a seguir. Hay que cambiar el entorno digital que consumen los jóvenes. No podemos permitir que una cultura de odio y aislamiento continúe normalizándose frente a nuestros ojos”, expresó con firmeza.
¿Estamos preparados para tomar decisiones drásticas?
La propuesta de limitar el acceso digital no ha estado exenta de polémica. Thorne compartió escenario en un programa de la BBC con jóvenes de entre 18 y 21 años, quienes ofrecieron puntos de vista mixtos: algunos apoyaban una regulación razonable, otros consideraban injusto restringir el uso de redes sociales, destacando también sus beneficios.
Para el guionista, esta conversación es personal. Su hijo, de apenas ocho años, pronto comenzará a pedir su propio teléfono móvil. “Estoy tratando de entender cómo voy a enfrentar eso como padre. Esta serie me ha hecho replantearme muchas cosas”, confesó.
Lo cierto es que Adolescencia no es solo una serie. Es una llamada de atención. Una advertencia cruda sobre los entornos invisibles que moldean la conducta de miles de adolescentes y sobre la responsabilidad colectiva de protegerlos antes de que sea demasiado tarde.