Santo Domingo.– En cada tragedia que sacude a la República Dominicana, desde huracanes, incendios o como recientemente, el colapso del techo en la discoteca Jet Set que ha cobrado la vida de más de 130 personas, hay una constante que se repite, la entrega heroica de los voluntarios y periodistas que se convierten en la primera línea de respuesta.
No usan capa, ni buscan protagonismo, pero su labor marca la diferencia entre la vida y la muerte, entre la confusión y la claridad.
Son los rescatistas que se lanzan entre escombros y los comunicadores que, con responsabilidad, informan al país en los momentos más oscuros.
“Yo soy rescatista, estoy aquí trabajando en las labores de búsqueda y rescate. Hemos trabajado en conjunto con las diferentes instituciones para salvar la mayor cantidad de vidas posibles, en el menor tiempo posible. Estas tragedias nos afectan mucho emocionalmente, pero tenemos que ser fuertes para salvar a esas personas que necesitan de nosotros”, explicó Crisalis Abreu Rodríguez, una de tantos voluntarios que han respondido ante emergencias.
El reciente desastre en el Jet Set, un lugar emblemático de la vida nocturna dominicana, dejó al descubierto, una vez más, la dimensión humana de estos héroes.
Mientras las autoridades gestionan la crisis, son los técnicos de la Defensa Civil, bomberos, paramédicos y también reporteros quienes se mantienen firmes, enfrentando el dolor de los familiares de las víctimas.
“La llama de mantenerme sirviendo, la mantiene viva más que nada la gratitud de los familiares de los rescatados. Siempre son muy solidarios donde quiera que vamos”, compartió Besaleel Mariano, voluntario que ha trabajado en múltiples operativos de emergencia en el país por más de 12 años.
En paralelo, los periodistas también enfrentan su propia batalla. Una que combina la urgencia de la información con la sensibilidad humana.
“Es una situación delicada, ya que uno tiene que tener la responsabilidad social de informar de forma verídica. Nosotros también somos humanos y, aún así, tenemos que mantenernos en un estado de ánimo adecuado para poder hacer el trabajo de informar”, dijo Ramón Santana Álvarez, del canal 4.
El país vive de cerca las tragedias, y cada una deja cicatrices que marcan comunidades enteras. Pero en medio del caos y el luto, emergen historias de entrega silenciosa que recuerdan que todavía existe vocación de servicio y humanidad.
Los voluntarios y los periodistas no piden reconocimiento. Pero su trabajo es esencial. Porque cuando todo se desmorona, ellos se convierten en el sostén. Porque en cada tragedia, sin importar la magnitud, ellos están ahí, firmes, valientes y humanos.