El escándalo por la presunta entrada de dinero ilícito en la campaña del presidente colombiano, Gustavo Petro, ha puesto los ojos del país en Barranquilla, capital del departamento del Atlántico, donde en los últimos años una elite política emergente empezó a buscar espacio nacional.
En Barranquilla, primera ciudad del Caribe colombiano, familias tradicionales, como los Gerlein o los Name, fueron perdiendo espacio político con apellidos como Char y Benedetti y, más recientemente con los Petro, los Torres y otros que también figuran en las investigaciones.
«Estamos hablando del surgimiento de una elite regional industrial y comercial emergente, con pretensiones políticas nacionales, que tiene como centro a Barranquilla», dijo a EFE el analista Moisés Pineda.
En su opinión, «Barranquilla está en el centro de la polémica nacional», de la misma manera como en el pasado casos como el del «Proceso 8.000», por la entrada de dinero del narcotráfico a la campaña presidencial de Ernesto Samper (1994-1998) tuvo su epicentro en Cali, y el de la constructora brasileña Odebrecht se centró en Bogotá.
Nuevos jugadores
En las dos últimas décadas se consolidó en Barranquilla el poder de la familia Char, cuyo principal representante, el exgobernador y exalcalde Álex Char, ha dominado la política regional y fue clave en las elecciones presidenciales de 2010, 2014 y 2018.
Durante las Administraciones de Char, directamente o por medio de sus delfines, Barranquilla y el Atlántico ganaron proyección nacional y se convirtieron en un codiciado trofeo político para sus distintos rivales.
Fue así como apareció en el horizonte la familia Petro, dispuesta a arrebatarle a los Char la hegemonía y los votos en el Atlántico, y por extensión en toda la costa caribeña.
Impulsado por la buena votación que obtuvo en esa región Gustavo Petro en las presidenciales de 2018 -aunque perdió con Iván Duque-, su hijo Nicolás disputó la Gobernación del Atlántico al año siguiente, y aunque tampoco ganó, consiguió un escaño en la Asamblea Departamental.
Esa posición le abrió las puertas al tráfico de influencias, las coimas y los contratos amañados, lo que sumado a relaciones peligrosas con un narcotraficante condujo a su caída luego de que la Fiscalía lo detuviera e imputara por los delitos de lavado de activos y enriquecimiento ilícito de servidor público.
Financiación ilegal
Decidido a colaborar con la Justicia, Nicolás Petro Burgos contó a la Fiscalía que recibió dinero del narcotraficante Samuel Santander Lopesierra, conocido como «el hombre Marlboro», y de Gabriel Hilsaca Acosta, hijo del controvertido empresario Alfonso «Turco» Hilsaca, y que una parte entró a la campaña presidencial de Petro en 2022, aunque asegura que el mandatario no lo sabía.
Entre el material recopilado por la Fiscalía del teléfono celular de Daysuris Vásquez, exesposa de Petro Burgos, también procesada, aparecen menciones a numerosos políticos y empresarios, entre ellos uno que parece ser Álex Char como supuesto donante para la campaña presidencial de Petro, su antagonista.
«Las relaciones que sostenían Daysuris y Nicolás en la costa caribe eran con todos los sectores sociales y políticos, dentro de estos se encontraba el señor Alex Char, quien para el 11 de mayo de 2022 al parecer le envió 5 millones de pesos (unos 1.250 dólares de hoy) en efectivo a Daysuris», señala un aparte de la investigación publicado por la revista Cambio.
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El círculo local
En el caso aparecen otros nombres, como Euclides Torres, un influyente empresario de Puerto Colombia, localidad del área metropolitana de Barranquilla, que al parecer también tuvo un papel decisivo en la financiación electoral de Petro.
De la bancada del Pacto Histórico, coalición que llevó a Petro a la Presidencia, hacen parte el representante a la Cámara Dolcey Torres, hermano de Euclides, y el senador Pedro Flórez, esposo de una sobrina suya.
Según la Fiscalía, alguien cercano a los Torres es el exsenador Armando Benedetti, otro barón electoral de Barranquilla, que fue clave para la victoria de Petro, quien lo nombró embajador en Venezuela, cargo que dejó el mes pasado luego de una pelea con Laura Sarabia, entonces jefa de Gabinete presidencial, a quien le reclamaba más espacio en el Gobierno.
Unos audios filtrados a la prensa en los que Benedetti amenaza a Sarabia con contar lo que sabe sobre la financiación de la campaña de Petro son lapidarios cuando afirma que si lo hace «nos hundimos todos, nos acabamos, nos vamos presos».
Para darle un toque de farándula al escándalo apareció el actor y presentador de televisión barranquillero Agmeth Escaf -muy cercano a la primera dama, Verónica Alcocer-, que obtuvo un escaño en la Cámara de Representantes luego de que su nombre fuera impuesto en la lista del Pacto Histórico por encima del abogado Miguel Ángel del Río, preferido de Nicolás Petro y Benedetti.
Según Escaf, en una ocasión Petro Burgos le preguntó: «¿cuánto tienes para poner tú para la campaña? porque Miguel Ángel ofreció 500 millones (unos 125.000 dólares)», ante lo cual este último, también de Barranquilla, anunció el lunes que lo denunciará ante la Corte Suprema de Justicia por esa acusación.
De esta forma, la región que fue clave para el triunfo de Petro sigue siendo protagonista de la vida política nacional pero esta vez por la posible financiación ilegal de su campaña.