Sderot, Israel. – La ciudad de Sderot, ubicada a solo tres kilómetros de la Franja de Gaza, fue uno de los escenarios más golpeados por el ataque del 7 de octubre. En esta zona fronteriza, donde los ciudadanos tienen permisos especiales para portar armas de defensa personal por ser considerada “zona caliente”, la violencia se vivió de forma directa y devastadora.
Entre las víctimas se recuerda a Michel Nisbaum, un guía de turismo brasileño muy querido en la comunidad. Aquel día, al recibir la llamada de su hija que se refugiaba con su nieto, salió de inmediato para protegerlos, pero en el camino fue interceptado y llevado a Gaza. Su auto apareció con todas sus pertenencias, y tras semanas de incertidumbre, su cuerpo fue recuperado en una operación militar. Su nombre, junto al de otros caídos, aparece hoy en los carteles que bordean el lugar como homenaje permanente.
El ataque en Sderot alcanzó incluso al cuartel de policía local, tomado por terroristas que lograron atrincherarse durante 24 horas. La resistencia de algunos agentes, uno de los cuales alcanzó a hacerse con un arma de largo alcance para enfrentar a los atacantes, quedó grabada en la memoria de la ciudad.
Te puede interesar: Cadena perpetua para autor de apuñalamiento en ciudad alemana de Solingen con tres muertos
Finalmente, la única forma de recuperar el control fue mediante el impacto de un tanque del ejército israelí, que destruyó el edificio para neutralizar la amenaza. Hoy, murales, restos de la estructura y refugios improvisados sirven de testimonio del horror y de la resiliencia de una ciudad marcada por la violencia, pero que se niega a perder la esperanza.




