SANTO DOMINGO.- Cada año, cientos de jóvenes dominicanos emprenden la peligrosa travesía de la Vuelta por México con la esperanza de alcanzar el sueño americano. Sin embargo, muchos regresan desilusionados, enfrentando pérdidas económicas, peligro extremo y una realidad que no esperaban.
La historia de Wilkins Hernández, un joven de 27 años oriundo de Jarabacoa, es un reflejo de esta cruda realidad. Abandonó su país en mayo de 2024, convencido de que en Estados Unidos encontraría mejores oportunidades, pero tras meses de sufrimiento, terminó regresando a República Dominicana con una lección de vida.
El sueño que se convirtió en pesadilla
Wilkins trabajaba en ebanistería y pintura de casas, además de dedicarse a su pasión por la música. Decidió migrar vendiendo todo lo que tenía para reunir 600 dólares, un monto que pronto descubriría era insuficiente.
Su primer gasto fue el boleto aéreo a El Salvador, que le costó 1,000 dólares. Desde allí, fue recibido por coyotes que lo transportaron por Guatemala y México, exigiéndole pagos adicionales en cada paso del camino. La corrupción y el crimen organizado marcaron su ruta:
Sobornos de 200 dólares a policías en Guatemala para evitar ser detenidos.
Cobro de 550 dólares para cruzar de Guatemala a México.
Extorsión de carteles mexicanos, quienes controlan los desplazamientos dentro del país y exigen hasta 7,000 dólares para avanzar.
Tras semanas de angustia y préstamos, logró reunir el dinero necesario para continuar su viaje. Sin embargo, el paso por el mar fue aterrador: 20 horas en una lancha rápida en mar abierto, sin garantías de llegar con vida.
El último obstáculo fue el Río Bravo, donde miles de migrantes han muerto ahogados. Allí, Wilkins tuvo que cargar a una niña cubana en sus hombros, pues su madre estaba demasiado agotada para cruzar.
Estados Unidos: Una realidad que pocos cuentan
Una vez en suelo estadounidense, Wilkins y su compañero fueron detenidos por ICE y trasladados a un centro de procesamiento. Le confiscaron sus documentos y lo encadenaron de pies y manos, como si fuera un criminal.
Después de varios días en detención, fue liberado con un grillete electrónico, mientras su amigo fue deportado. Sin documentos ni dinero, intentó sobrevivir en Nueva York, pero el panorama era devastador:
Trabajó solo dos semanas antes de quedarse sin empleo.
No tenía dónde vivir ni acceso a ayuda.
Su familia en EE.UU. no lo apoyó.
Pasó hambre y frío sin recursos para regresar.
"Allá todo el mundo es diferente, no hay nadie para nadie", relató Wilkins.
¿Por qué los jóvenes siguen arriesgándolo todo?
El caso de Wilkins no es aislado. Según datos del Instituto Nacional de Migración de México, más de 4,500 dominicanos fueron detenidos en 2024 intentando cruzar hacia EE.UU. por rutas irregulares.
Factores que impulsan la migración irregular:
Falta de empleo estable en República Dominicana.
Desinformación sobre los peligros de la Vuelta por México.
Creencia errónea de que en EE.UU. "todo es más fácil".
Redes sociales que muestran una visión distorsionada del éxito en el extranjero.
Regreso con una nueva perspectiva
Sin opciones en EE.UU., Wilkins pidió ayuda a amigos para comprar un boleto de regreso y obtuvo una carta de ruta del Consulado Dominicano en Nueva York. De vuelta en Jarabacoa, ahora tiene una meta clara: trabajar en su país y ayudar a su madre, sin depender de un sueño que resultó ser una trampa.
"Si Dios tiene algo para mí, me lo dará aquí. No vuelvo a cometer ese error", confesó.
¿Qué medidas pueden tomarse para evitar estos casos?
Ante el aumento de jóvenes que intentan la Vuelta por México, expertos sugieren:
Mayor acceso a información realista sobre los riesgos de la migración irregular.
Campañas de concienciación en redes sociales y comunidades vulnerables.
Políticas públicas que fortalezcan el empleo juvenil en RD.
Mayor seguimiento a deportados y auto-deportados, para evitar que vuelvan a intentarlo.
La historia de Wilkins es un testimonio de advertencia. Antes de arriesgarlo todo en una ruta mortal, muchos jóvenes deberían preguntarse: ¿realmente vale la pena?