Santo Domingo.– Luego del anuncio del Ministerio de Obras Públicas de que el puente de la 17 será cerrado durante la Semana Santa para labores de mantenimiento, residentes de la zona y personas que transitan a diario por el lugar han expresado su frustración ante lo que consideran una respuesta tardía e insuficiente frente al deterioro que arrastra esta estructura desde hace años.
Vecinos como Kenia Mejía, quien vive cerca del puente, denuncian que “lo que hacen es un bulto: lo pintan por arriba, lo maquillan, pero por debajo está podrido, con varillas oxidadas y hoyos por todos lados”. Mejía y otros comunitarios aseguran que la estructura representa un peligro constante, y que no basta con darle mantenimiento superficial. “Eso hay que tumbarlo y hacerlo de nuevo. Se está cayendo a pedazos y nadie hace nada serio”, afirmó.
La respuesta del MOPC ha sido percibida por muchos como insuficiente. “Ellos vienen, dan par de martillazos, botan escoria, y ahí se queda todo. Eso tiene años así”, dijo Antonio Medina, quien lleva más de 40 años residiendo en el sector. Otros, como Casimiro R., valoran la decisión del cierre como un paso necesario, pero coinciden en que “ya ese puente cumplió su ciclo y debe ser reemplazado”.
Bianca Calderón, quien vivió durante años debajo del puente, relató que su situación fue crítica. “Caían tornillos, uno no dormía tranquilo, yo tuve que trabajar y salir de ahí como pude. Gracias a Dios compré mi casita, pero otros siguen ahí esperando solución”, expresó con evidente emoción.
Además del deterioro de la estructura, los residentes denunciaron que muchas familias fueron desalojadas sin recibir compensación adecuada. “Tumbaron las casitas viejas y a muchos no les pagaron. Dicen que suban la puerta, que levanten las casas, como si fuera tan fácil”, reclamó una ciudadana identificada como Marisol.
Aunque valoran que finalmente se haya escuchado el clamor de la comunidad, exigen que se actúe con seriedad, transparencia y urgencia.
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“Esto no es un maquillaje de Semana Santa. Es la vida de miles de personas lo que está en juego”, concluyó Juli Manuel Cuevas, quien nació en el sector y aún tiene a su madre residiendo allí.
La comunidad se mantiene en alerta, esperando que el cierre anunciado para la Semana Santa no sea solo un paliativo más, sino el inicio de una solución estructural definitiva.