¡Es verdad! Hasta ahora no hay pruebas de que haya asalariados de la USAID en República Dominicana, más allá de la advenediza Participación Ciudadana, entidad que ha parido a tantos funcionarios, mujeres y hombres poderosos de todos los partidos políticos, sin distinguir colores.
Pero tampoco hubo pruebas de los sobornados de Odebrecht. Nunca se supieron los famosos “codinomes” de los que recibieron millonarios beneficios, más allá del expediente disparatado que presentó Jean Alain Rodríguez ante Miriam Germán, donde hubo uno que otro señalado sin pruebas.
Sin embargo, era una especie de certeza que la empresa brasileña era profundamente corrupta y que su estercolero había embarrado a toda América Latina. Ningún periodista tuvo pruebas, pero tampoco dudas. ¿Por qué? Pues la fuente primaria provino de Estados Unidos de América.
Ese mismo sacudón de 2017 es, básicamente, un remeneón de los cimientos que suele tumbar altares. No solo ocurrió con Odebrecht ni con USAID; también recordemos a la infame Oxfam.
Pero en lo que ahora respecta, no fueron Danilo ni Leonel quienes destaparon a la USAID. Todo se ha ido abajo con la subida de Donald Trump al poder, en compañía de Elon Musk… y que se sepa, ellos no son del Partido de la Liberación Dominicana (PLD).
Ese escándalo no es exclusivo de República Dominicana. Ya Nayib Bukele, en El Salvador, denunció que hubo hasta lavado de dinero a través de los medios de comunicación independientes. A nivel global se ha destapado el flujo de dinero para la compra de opinión pública y la desestabilización de gobiernos.
Por lo que sería una broma decir que un partido diezmado, con un 10 % en las elecciones pasadas, tiene el poder para elaborar tremenda estructura comunicacional.
¡Las redes sociales no son chivos expiatorios!