En el extremo más oriental de la República Dominicana se encuentra La Altagracia, una provincia que combina historia, fe, naturaleza y desarrollo turístico como ninguna otra. Cuna de la devoción a la Virgen de La Altagracia y epicentro del turismo caribeño, esta provincia es un tesoro nacional que merece ser explorado.
Una historia tejida por la fe en la provincia La Altagracia
El nombre de La Altagracia honra a la Virgen del mismo nombre, traída desde España en el siglo XVI. Varios milagros son atribuidos al icónico cuadro, que atrajo desde temprano a miles de devotos y motivó la construcción de un santuario en Higüey. En ese mismo lugar, siglos después, se erigió la imponente Basílica de Nuestra Señora de La Altagracia, inaugurada en 1971 y hoy considerada el monumento religioso más importante del país.
La historia de Higüey se remonta a 1505, cuando Juan de Esquivel conquistó el territorio. En 1506 se fundó la villa de Salvaleón de Higüey, y en 1508 recibió su escudo de armas desde Sevilla. Desde entonces, esta localidad ha sido testigo de los distintos capítulos de la historia dominicana, desde la colonización, la ocupación haitiana, hasta la Restauración.
Finalmente, en 1945, La Altagracia fue elevada oficialmente a provincia, consolidando su identidad como centro de tradición, fe y progreso.
Liderando el turismo en el Caribe
Hoy, La Altagracia no solo es símbolo de espiritualidad, sino que es el motor turístico de la República Dominicana. Con joyas como Punta Cana, Bávaro, Bayahíbe y Boca de Yuma, la provincia se ha convertido en el destino soñado para millones de viajeros de todo el mundo.
El Aeropuerto Internacional de Punta Cana, el más transitado del país, recibe el 64% de los vuelos internacionales, siendo además el primer aeropuerto internacional privado del mundo. La infraestructura hotelera es de clase mundial, con cientos de complejos turísticos que ofrecen una experiencia paradisíaca: playas de arena blanca, aguas turquesas, deportes acuáticos, vida nocturna y gastronomía global.
Además del turismo de sol y playa, La Altagracia ofrece un turismo ecológico y de aventura. El Parque Nacional del Este alberga especies marinas como el manatí y el delfín, mientras que la laguna de Bávaro es refugio de aves migratorias y peces en peligro de extinción.
La Basílica: Corazón espiritual del pueblo dominicano
Cada 21 de enero, miles de fieles se congregan en Higüey para rendir tributo a Nuestra Señora de La Altagracia, Protectora del pueblo dominicano. Su basílica, reconocida como monumento nacional y declarada basílica menor por el Papa Pablo VI, cuenta con una monumental arquitectura en forma de cruz, una puerta de bronce bañada en oro y un campanario con 45 campanas.
Muy cerca, se encuentra el Santuario San Dionisio, conocido como “La Iglesia Vieja”, donde comenzó la devoción en el siglo XVI.
Geografía y biodiversidad
Con una extensión de 3,010.34 km², La Altagracia es la segunda provincia más grande del país. Limita con el Océano Atlántico al norte y el Mar Caribe al sur, con paisajes que van desde las llanuras costeras del sur hasta las estribaciones de la Cordillera Oriental en el norte. Su punto más alto es la Loma Vieja, con 736 metros de altitud.
Entre sus principales ríos destacan el Yuma, Duey, Maimón, Chavón y Anamuya. Estos recursos naturales enriquecen la actividad agrícola, la ganadería y el ecoturismo.
Crecimiento poblacional y urbano
La Altagracia es también la provincia de mayor crecimiento poblacional del país. Según el censo de 2010, contaba con 273,210 habitantes, y su ciudad principal, Higüey, albergaba más de la mitad de esta cifra. La tendencia continúa en ascenso, impulsada por el desarrollo turístico, la migración laboral y las oportunidades económicas.
Una economía vibrante más allá del turismo
Aunque el turismo es su motor principal, La Altagracia también destaca por su ganadería extensiva, siendo la segunda provincia en número de vacas, y por su producción agrícola de caña de azúcar, arroz, maíz, frijoles, y diversos víveres. La pesca, tanto comercial como deportiva, complementa este panorama productivo.
Infraestructura, transporte y educación
Gracias a modernas vías como la Autovía del Este, la Carretera Higüey-Uvero Alto y el Boulevard Turístico del Este, el acceso a los principales polos turísticos es rápido y eficiente.
En cuanto a la educación, La Altagracia cuenta con una red amplia de centros educativos públicos y privados, que incluyen desde escuelas básicas hasta liceos politécnicos y colegios internacionales, fortaleciendo la formación de sus nuevas generaciones.
