Ginebra.- Entre 60.000 y 80.000 familias han sido desplazadas del campo de desplazados de Zamzan, en la región de Darfur del Norte, en el oeste de Sudán, luego de que este emplazamiento de medio millón de personas fuese atacado hace unos días por rebeldes que se enfrentan a fuerzas del gobierno y paramilitares en un conflicto armado que hoy cumple dos años.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) señaló que éstas son estimaciones preliminares y que la situación en el campo de desplazados es tensa, insegura y los desplazamientos de personas continúan.
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En el ataque contra el campo murieron más de 350 residentes y al menos una decena de trabajadores humanitarios, según las últimas cifras difundidas.
Sobre el conflicto interno en Sudán, el alto comisionado de la ONU para los refugiados (ACNUR), Filippo Grandi, dijo que la población "está asediada de todos lados y está sufriendo múltiples abusos, hambre y otras penurias, mientras que enfrenta la indiferencia del resto del mundo".
Criticó que la gran mayoría de países han mostrado en los dos últimos años escaso interés en promover la paz en Sudán o en ayudar a los países vecinos que han recibido en este tiempo a cientos de miles de refugiados, en particular Chad y Sudán del Sur.
Grandi, quien acaba de cumplir una misión en Chad visitando los campamentos de refugiados sudaneses, dijo que la escasez de recursos implica que cada vez será más difícil para las organizaciones humanitarias aliviar el sufrimiento de la gente.
"Los suministros de alimentos y medicinas están disminuyendo, los refugios ya son rudimentarios y no podemos trasladar a los refugiados a zonas más seguras", recalcó.
El Gobierno de Estados Unidos ha interrumpido su financiación a la ayuda humanitaria a nivel mundial, lo que ha complicado el trabajo de las organizaciones humanitarias en el terreno y ha reducido fuertemente los fondos destinados a las situaciones de crisis.